La supremacía llegó cuatro años más tarde. Los Ángeles 1984 fue el escenario que vio el despegue de la carrera de este gran deportista. En estos juegos consiguió superar los tres oros alcanzados por el italiano Dibiasi en trampolín al adjudicarse la máxima medalla en trampolín y en palanca. Convirtiéndose en el segundo saltador masculino de la historia en ganar dos medallas de oro en los mismos juegos.
Conforme transcurrían los Juegos Oímpicos, Lounganis demostraba que era el mejor en su deporte y que estaba muy cerca de quedar en la historia.
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